La constancia, una actitud
virtuosa.
JOSE RUIZ
En el artículo anterior se
comentó sobre la sabiduría en el crecimiento espiritual de personas que buscan tener
éxito y que tienen bien establecido como prioridad triunfar en todo lo que se
proponen; en voz del Dr. W. Wyne Dyer (2005) ésta sabiduría es un elemento del
poder de la intención. En este poder encajan aquellas personas que impulsadas
por su fuerza de voluntad no permiten que nada se interponga en la consecución
de su deseo íntimo.
Una vez aclarado este punto, se
echa mano del segundo elemento la
disciplina; será necesario entrenar para que el propósito que se ha establecido
se logre y con ello se actúe tal como se piensa que puede uno lograrlo, no es
suficiente desear algo sin prepararnos para tener dominio de los resultados.
Ser disciplinado requiere entre
otras cosas la constancia y con ello
entendemos que la constancia es una actitud que denota firmeza y perseverancia,
esta se fortalece del ánimo o motivación que la persona encuentra con respecto
a su propósito.
Leamos lo siguiente: Jaime en
cierta ocasión, cuando tenía 16 años, tuvo la sensación de que quería ser bueno
para algo, pero no sabía qué, por tanto recurrió a su imaginación y se vio
siendo campeón en su categoría de combate en el TAEKWONDO, cuando despertó de
este pensamiento sabía perfectamente qué debía hacer; practicar incansablemente
todo lo necesario para ser un nuevo campeón, es decir para lograr ese deseo.
¿Le suena conocido esta breve
historia? Yo creo que a todos los que leen este artículo pasó por su mente ser
el mejor en algo alguna vez, y seguramente encontraron la misma respuesta que
la persona del ejemplo. Practicar todo lo necesario para lograr lo que se ha
decidido; esto es la constancia.
Ser constantes no es fácil:
¿Te propusiste una meta? ¿Quieres
lograrla? Debes ser constante
¿Te comprometiste a hacer algo? ¿Quieres
cumplir lo que prometes? Debes ser constante
¿Elaboraste un proyecto o hiciste
un plan? ¿Quieres ver resultados positivos? Debes ser constante
Ser constante requiere de
congruencia, de interés, de factibilidad, entre otras condiciones. Ser congruente
exige una relación estrecha entre lo que haces y lo que deseas lograr; tener
interés exige una convicción de lo que se desea y no es impuesto por otra
persona, ser factible exige una posibilidad de que suceda.
Espiritualmente todo es posible
pero no todo es congruente, podrán desear ser campeones de TAEKWONDO pero no
estar inscrito a ninguna escuela de TAEKWONDO, o no tener una capacidad diferente
que lo imposibilite realizar ejercicios básicos o necesario para lograr su
deseo; es decir no es suficiente desearlo sino ser congruente con lo que
tenemos, hacemos y deseamos.
La constancia no es simple, es
compleja; requiere de un sinnúmero de repeticiones, requiere ser firme para que
nadie lo doblegue o desanime y perseverante para alcanzar la perfección en el
cumplimiento del deseo.
Si hoy haces un compromiso, cuidado
a lo que te comprometes: requerirás fortaleza para mantenerte, fuerza de
voluntad para empezar y terminar, motivación para seguir, perseverancia para
alcanzar, consciencia para ser responsable y requerirás de constancia para
perfeccionarte en los resultados y ser cada vez el mejor.
Quien vive la constancia conoce
su capacidad, da el máximo esfuerzo, para lograr mayores resultados, por tanto:
Evitemos la pereza y el
desaliento, promovamos la actitud ganadora.
Evitemos la desorganización, promovamos
los planes y las metas.
Evitemos los proyectos a largo
plazo, propongamos metas cortas y alcanzables.
Evitemos ser viscerales,
procuremos la paciencia.
Evitemos el qué dirán, libera y
fortalece tu autoestima.
Evitemos el pasado, pensemos en
el presente y mantengamos vivo el poder de la intención.
Es probable que quien lea este
artículo es tan constante como yo en escribirlo, no me cansaré hasta lograr el
dominio total del poder de mi intención, llevar a ustedes espíritu de
fortaleza.
DTB./ JRT
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